Vivir con alguien que no puede oír puede ser frustrante, especialmente cuando no se da cuenta del problema.
Si constantemente le piden que repita sus palabras, que suba el volumen de la televisión a un nivel incómodo, o si tiene problemas para escuchar el timbre del teléfono, el microondas o el timbre de la puerta, podría ser el momento de tener una charla de corazón a corazón. Elija un momento tranquilo en el que los dos estén de buen humor y puedan hablar sin interrupciones. Use un tono firme y cariñoso que no sea crítico ni condescendiente.
La comunicación del día a día entre las parejas, ya sea sobre asuntos importantes o triviales, es la piedra angular de una relación sana. La pérdida auditiva puede hacer que se pierdan esas interacciones pequeñas pero importantes.
Cuando la comunicación se interrumpe, la frustración se infiltra en la pareja. Esa frustración puede conducir al resentimiento, lo que conduce a una mayor ruptura en la comunicación y la intimidad. ¿El resultado? Una sensación de soledad y aislamiento para ambos socios.
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